
Cuando Mariano Rajoy disolvió las Cortes para convocar las elecciones generales de 2015, su Gobierno en funciones dejó de rendir cuentas al Congreso en las obligadas sesiones de control. Esa situación se prolongó diez meses, hasta octubre de 2016, cuando pudo ser de nuevo investido tras un periodo de crisis y parálisis institucional que había forzado la celebración de nuevos comicios en junio, tras la fallida investidura de Pedro Sánchez. Entre medias, y con el socialista Patxi López como fugaz presidente del Congreso, el PSOE planteó al Tribunal Constitucional un inédito «conflicto de atribuciones» que jamás se había tenido que dirimir en cuarenta años de democracia. Al PSOE creía asistirle la razón cuando defendía que la actitud evasiva de Rajoy para...
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