
Ver la alineación del Oporto, con Íker Casillas y Pepe, ofrece un ‘revival’ hacia un Real Madrid de recuerdos imborrables. Pero ahora, en el final de sus carreras, el portero y el central mantienen el tipo en un equipo discreto y consciente de sus limitaciones, que sacó petróleo del Olímpico de Roma por aferrarse al valor doble de los goles en campo contrario. El exguardameta de la selección española fue el más destacado del club portugués y evidenció que la experiencia es un grado en la máxima competición europea. El problema del Oporto está en un centro del campo más bien ramplón, con escasa creatividad. Después de una primera parte insulsa, con solo un remate reseñable de Dzeko al poste, la Roma salió más enchufada en la reanudación, mientras el Oporto mostraba la misma parálisis en la creación de juego que le afecta en los últimos partidos en la Liga portuguesa. El jovencísimo Zaniolo demostró por qué se ha consolidado como la gran promesa de esta Roma que camina lejos de la Juventus en la Serie A. Conectó bien con Dzeko y así se gestó la avanzadilla italiana. Todo se decidirá el 6 de marzo en el Estadio do Dragao, donde los portugueses tienen la oportunidad de tumbar a una Roma que no está al mismo nivel del año pasado, cuando eliminó al Barcelona. Tal vez entonces pueda contar con Marega, el delantero más en forma esta temporada bajo las órdenes del visceral Sérgio Conceiçao. Los sueños llaman a la puerta de los dragones, única esperanza del fútbol portugués en la Liga de Campeones. El Oporto se ha plantado en los Octavos de Final de la Champions League convertido en el equipo con mejores números, por encima de los gigantes del fútbol europeo. Este éxito del club portugués desemboca en que, de momento, es el que más dinero ha recaudado por jugar en la máxima competición internacional, si tenemos en cuenta que la UEFA incrementó la cuantía de su recompensa y paga 2,7 millones de euros por cada partido ganado, mientras que un empate da derecho a 900.000 euros.
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