
En la zona de salidas de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, ayer solo había tres taxis. Los tres parados con un cartel pegado en sus ventanillas en el que se podía leer «servicios mínimos». La gente esperaba indignada con sus maletas bajo la señal azul de estos vehículos. Pero no daban servicio. Los conductores, ajenos a la desesperación de los viajeros, celebraban que minutos antes la Federación Profesional apoyase sus reivindicaciones y se uniese a la huelga. «Nos solidarizamos con los compañeros de Barcelona, que siempre han dado el callo y han llevado la voz cantate en la lucha contra Uber y Cabify», explica Teodoro, conductor del sector. Los taxistas de Madrid lo tienen claro: «Paralizaremos la ciudad hasta que se cumpla le legalidad vigente», comentan entre ellos. Todos asienten. Hacen referencia a la Ley Orgánica de Transporte Terrestre, en la que se estipula que la proporción para mantener un adecuado equilibro entre los transportes es un vehículo de alquiler con conductor (VTC) por cada 30 taxis. Según los datos que aporta la asociación Élite, en Madrid esta proporción es de uno por cada cuatro. Puesto en cifras cardinales, supone que en la región existen actualmente 15.723 taxis frente a más de 5.000 VTC. Madrid está sin taxis. Estos vehículos blancos no se ven por las calles desde hace día y medio. Y seguirá siendo así, al menos, hasta el próximo martes, pero con una excepción: garantizan los servicios mínimos de forma gratuita a personas mayores, invidentes, con niños o movilidad reducida. «Todos los demás, que vayan andando», afirman en la T4. Para poder mantenerse durante estos días de huelga, el viernes los conductores hicieron un «fondo de resistencia» en el que la mayoría de taxistas pusieron dinero para pagar, sobre todo, la gasolina. Pero esto no pasa solo en el aeropuerto, en Atocha y Chamartín se vive la misma situación. Se trata de tres de los sitios de la ciudad con más afluencia de pasajeros en estas fechas que coinciden con las vacaciones estivales. Asamblea Desde la bolsa de taxis de la T4 todos los días dan salida a miles de vehículos. Ayer los conductores hablaban de la situación que viven. Más de 2.000 taxistas se encontraban reunidos allí. «Nosotros no decimos que no haya VTC, llevan existiendo toda la vida», explica Concha Guardado, portavoz de Élite Taxi: «Queremos que se cumpla la regulación. Los VTC pertenecen a gente que ha ganado mucho dinero especulando, comprando y vendiendo autorizaciones sin haber puesto el coche a funcionar en la calle. Se supone que están para dar servicio a la ciudadanía, pero no lo hacen», denuncia. Y mantiene que el sector del taxi, en cambio, es un «servicio esencial, con tarifas reguladas». El momento álgido de la asamblea se vivió con la llegada del diputado de Podemos Rafael Mayoral, que fue recibido al grito de «sí se puede». «Reivindicamos que se ajuste la legislación para que se blinde la licencia urbana de los ayuntamientos. El Gobierno tiene que dejar de meter la cabeza debajo de la tierra», declaró a este diario: «Hay que defender el taxi como servicio público frente al ataque que está sufriendo por parte de los buitres financieros». «Solo queremos trabajar. Nosotros sí tenemos una tarifa real que marca el táximetro y sí pagamos nuestros impuestos», reivindica María Jesús Hernández, taxista desde hace cinco años. En Barajas estas reivindicaciones no son entendidas por la mayoría. Tras largos vuelos, la gente corre con sus maletas para ser de los afortunados que consiguen un asiento en el autobús del aeropuerto. «Se están enfrentando contra la realidad y la competencia, que da un mejor servicio», afirma un matrimonio proveniente de Mauricio, mientras pide un Cabify: «Hasta hace un tiempo, los taxis eran viejos y protestaban cuando el servicio era corto. Les han adelantado por la derecha», opinan. Esperanza Planelles vuelve de su luna de miel: «No sé cómo lo vamos a hacer, tenemos que coger un tren a Alicante en dos horas». En el mismo sentido se lamenta Lorena, quien acaba de llegar de Miami, haciendo escala en Cancún: «Pediría un Uber ahora mismo. Solo quiero llegar a mi casa». Parada de taaxis vacía en el aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas - Efe Marcha por la Castellana contra la concesión de licencias de Fomento El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sentenció hace dos días que el Área Metropolitana de Barcelona «carece de potestad reglamentaria» para regular las licencias VTC. La polémica ha llegado hasta la capital. Por este motivo, las asociaciones de taxis convocaron ayer una manifestación para el próximo martes que recorrerá el paseo de la Castellana, desde la plaza de Lima, y finalizará frente al Ministerio de Fomento. A las 11.00 los taxistas iniciarán su recorrido. Con el objetivo de tener localizados los vehículos, han demandado la posibilidad de que les concedan el aparcamiento del Bernabéu para que puedan dejarlos allí. Una vez en el Ministerio, entregarán un escrito con las p eticiones que hace todo el sector. Esto no solo es con el objetivo de que se cumpla la legislación y el porcentaje establecido, sino contra la concesión de licencias a los VTC. «No puede ser que una adjudicación para estos coches cueste alrededor de 37 euros y nosotros tengamos que pagar 150.000 para conseguir las licencias», denuncia Alfonso García, secretario general de la plataforma Caracol. «Han venido a hacer daño», continúa. Su padre, taxista también de profesión, «no había visto nada igual en casi 30 años de prefesión». Su compañero, Saúl Crespo, asegura que la huelga continuará de «manera indefinida» si Fomento no proporciona ninguna solución. «Esto es un movimiento espontáneo que surgió de los taxistas y que se empezó a mover por grupos de WhatsApp», explica: «Ahora se ha convertido en una espiral. Esperemos que el Gobierno se siente a negociar», dice Crespo. Para los taxistas, ellos son quienes tienen que aportar la solución a un conflicto que surgió tiempo atrás «y que ahora ha explotado masivamente».
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