
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, confesó ayer a miembros del autodenominado Comité de Defensa de la República (CDR) que fueron los Mossos d’Esquadra los que le obligaron a retirar la pancarta del balcón de la fachada del Palacio oficial, en la plaza San Jaime (Barcelona), en cumplimiento de una orden de la Junta Electoral Central (JEC). Torra así lo dijo mientras discutía con una decena de ultras que le impedía el acceso a un mitin de JpC en Sabadell (Barcelona) y que le reprocharon haber cedido a las exigencias de la JEC en lugar de haber mantenido la pancarta e «implementar» la república. También le recriminaron que la policía autonómica cargue contra los CDR. Un día después de la posible resolución de la polémica por la simbología partidista en los edificios de titularidad autonómica en Cataluña, tanto Torra como el consejero de Interior, Miquel Buch, salieron al paso para defender la decisión de los Mossos d’Esquadra. Eso sí, el presidente autonómico lo hizo para contentar al grupo de CDR que, pancartas en mano, le cortaron el paso justo en el momento en que iba a participar en un mitin. Torra les pidió «confianza», «unidad» y «comprensión» ante un momento «muy complejo»; y les recordó que él también es parte del «pueblo» que quiere la secesión y empatizó con los radicales. Su defensa de la actuación de los Mossos se limitó a justificarla porque «actúan a veces como policía judicial por orden de la Justicia española». Y les confesó: «Yo he aguantado la pancarta hasta que han llegado los Mossos a sacarla». Buch, por su parte, utilizó Twitter para salir al paso de las críticas que en las últimas horas se habían hecho desde los sectores más hiperventilados del secesionismo, por haber tenido que revisar incluso los colegios para retiarar lazos amarillos y pancartas partidistas. El consejero de Interior señaló que los Mossos actuaron siguiendo «órdenes de la JEC» y que, por lo tanto, tuvieron que «revisar miles de espacios públicos», también «los más de 2.700 centros docentes de la Generalitat». Según Buch, poner el foco en la actuación de los Mossos en estos días es «avivar polémicas internas» del independentismo, que no les aleja de la principal queja de los secesionistas: «La existencia de exiliados y presos por motivos de conciencia». Salía al paso Buch de la avalancha de críticas del secesionismo por el papel de la policía autonómica. Sin ir más lejos, la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Elisenda Paluzie, aseguró que pedirán explicaciones a la Conselleria de Interior. En un acto de apoto a las políticas presas, Paluzie aseguró que la entrada de Mossos en escuelas en horario lectivo «llegando al extremo de borrar con pintura blanca un mural pintado por niños, es gravísimo y no se debería de tolerar». Mientras tanto, otro grupo, en este caso autocalificados como los Segadors del Maresme, y contrarios al nacionalismo, volcó ayer unos diez sacos de obra en la plaza San Jaime llenos de lazos y plásticos amarillos retirados de las calles. Según apuntaron en Twitter, lo hicieron «para demostrar el cinismo» de Torra, que hace unos días dijo «que había que dejar de contaminar». Este grupo es uno de los que se organizan en Cataluña para retirar por las noches la simbología independentista que se exhibe en el espacio público. Vetan la expresión «presos políticos» en la tele de Colau Tras una denuncia del líder del PP en Barcelona, Alberto Fernández, la Junta Electoral de Zona ordenó a la tele municipal Betevé suprimir los rótulos con la expresión «juicio presos políticos» tanto en sus emisiones sobre la vista del TS como en su web. La JEZ sostiene que el uso de esa expresión «conculca la neutralidad informativa que ha de presidir la actuación del medio en período electoral». El acuerdo invoca la resolución de la JEC sobre lazos amarillos. Colau, también a instancias delPP, ya tuvo que retirar una página web de tipo propagandístico.
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