sábado, 30 de marzo de 2019

Gómez Noya se pone en modo olímpico

El inesperado incidente que le dejó sin ir a los Juegos Olímpicos de Río fue un mazazo para Javier Gómez Noya, que durante este tiempo ha buscado cobijo en la larga distancia. Quería nuevos retos para no obsesionarse con Tokio 2020, una cita que ahora sí empieza a dibujarse ya en su cabeza. El español disputará hoy otro triatlón esprint desde aquel desgraciado accidente en bicicleta de 2016. Primera prueba de nivel para ver si su cuerpo sigue a la altura de los mejores recién cumplidos los 36 años. «Tengo muchas ganas de competir para comprobar cómo estoy de cara a las Series Mundiales», reconocía ayer un Gómez Noya «emocionado» por volver a una carrera de la ITUpor primera vez en tanto tiempo. La prueba de New Plymouth (Nueva Zelanda)es puntuable para la Copa del Mundo, aunque lo que de verdad busca el gallego es situar su rendimiento actual. Sus potenciales rivales en Tokio no estarán presentes hoy en Nueva Zelanda, pero la cita será un buen test para él antes de meterse de lleno en la preparación olímpica. Su idea es dedicar los próximos meses a las Series Mundiales y, a partir de ahí, planificar el 2020 en función de cómo haya ido la temporada. «Si me veo competitivo, que espero que sí y para eso me entreno, planificaremos el siguiente año pensando en los Juegos. Hay una prueba en Tokio en agosto, está la plaza por ranking... El caso es que tengo que estar entre los tres mejores españoles para clasificarme», explicaba recientemente el triatleta. El oro, su único motor La idea de Gómez Noya es ir a los Juegos, pero solo si tiene opciones de subir a lo más alto del podio. La plata conseguida en Londres 2012 colmó parte de su ambición y por eso solo le motiva estar en Tokio si puede colgarse el oro. « No quiero ir a Tokio por ir . Ya he estado en unos Juegos y solo eso no me motiva. Después de la plata de Londres aspiro a lo máximo. Quiero verme con posibilidades de estar luchando con los mejores. Puedes estar ahí y que salga una mala carrera o te puede salir una buena y ganar. Soy bastante realista y quiero saber si tengo esas opciones», apuntaba hace solo unas semanas, antes de viajar a Nueva Zelanda. Allí estableció su cuartel general con la llegada de 2019. Un país donde se siente muy cómodo y donde el triatlón es una religión. En los entrenamientos ha estado acompañado por su mujer, Annete Jenkins, triatleta con la que se casó el pasado mes de diciembre, precisamente en Nueva Zelanda. Han sido semanas intensas de trabajo cuyo resultado saldrá esta noche a la luz en una prueba que determinará el futuro olímpico del gallego. Tras acabar, Gómez Noya volverá a España para preparar las Series Mundiales y el Campeonato del Mundo de larga distancia que se celebrará en su casa, en Pontevedra.

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