domingo, 3 de marzo de 2019

Bale, sustituido y a casita

El clásico de Liga era el último tren de Gareth Bale para subirse al equipo y aportar calidad en un momento difícil y «el expreso de Gales» no arrancó. Se quedó en tierra. Solari le concedió la titularidad en un partido importante y no la aprovechó. El británico estuvo desaparecido en el césped. Tres centros desde la derecha, un disparo de falta que se marchó alto y nada más. Entraba en el once para añadir nueva sangre al conjunto blanco, necesitado de oxígeno, y su inyección no se notó. Ni mostró su larga zancada, ni se escapó en velocidad, ni enseñó su regate. Pasó por el clásico como si no estuviera. Solari le sustituyó a la hora de juego. Entró Asensio. Bale escuchó pitos en su salida del terreno de juego. El galés también se marchó antes del final del partido el día de Reyes, cuando la Real Sociedad venció 0-2 en el Bernabéu Entró al vestuario poco tiempo más tarde, se cambió, cogió su coche y se escapó del Bernabéu minutos antes del final del encuentro. Varios aficionados que también se iban del estadio antes del pitido final le vieron salir a toda velocidad con su coche, camino de Concha Espina. Es cierto que Cristiano se marchaba antes del final de los partidos cuando estaba en el palco y que otros jugadores se han ido antes en otras ocasiones, pero Bale debería haber estado anoche con sus compañeros en el vestuario en un momento difícil, cuando el club se juega la temporada dentro de tres días. Debería hacer piña. Pero está enfadado con su situación de suplente y solo mira individualmente por él Hay que analizar con objetividad estas situaciones. Es cierto que no es el único jugador de la plantilla madridista que se ha ido del Bernabéu antes del final de un partido. Cristiano lo hacía siempre cuando presenciaba los partidos desde su palco. Otros profesionales también lo han hecho en diversas ocasiones. Incluso Cristiano celebró un cumpleaños con cientos de invitados después de perder 4-0 en el estadio Calderón. Pero esas verdades no eximen a Bale de su responsabilidad. Ha vuelto a demostrar su falta de compromiso con el Real Madrid al irse del coliseo blanco antes del final, en vez de apoyar a sus compañeros en el vestuario tras sufrir otra dolorosa derrota ante el máximo enemigo. Uno de los salarios más caros del club El número once disfruta de uno de los salarios más grandes del club y debería estar con el equipo en estos momentos tan duros, cuando la entidad se juega la temporada en la eliminatoria frente al Ajax. Como decían en el Imperio romano, no solo hay que ser honesto, sino parecerlo. Es cierto que el galés está enojado por ser suplente de Vinicius y de Lucas. Sabe que ayer fue titular porque el entrenador quiso dar un respiro al todo terreno gallego para que ofrezca todo su trabajo en la cita de Champions. Dicho esto, el británico tuvo anoche una oportunidad de pedir un puesto en el once de la Copa de Europa y no se lo ganó. Lo menos que podía esperarse de él tras la nueva derrota ante el Barcelona es hacer piña con vistas a la final del martes. Pero demostró una vez más su individualismo. Nunca se ha integrado en lo que significa el Real Madrid. Va por libre. No estuvo presente en las charlas y reflexiones de Solari, Ramos y otros líderes del plantel después del partido. No hizo equipo. «Gareth ha hecho muchísimas cosas por este club, merece un respeto, el público es soberano y puede opinar», dijo el técnico argentino al cuestionarle por su rendimiento y los silbidos que sufrió al abandonar el césped. Carvajal apunto que si el equipo aspira a ganar la Champions, «Bale es clave». Capotes que no impiden decir que Bale vive en otra onda. También se marchó del Bernabéu antes del final cuando la Real Sociedad venció a domicilio por 0-2 el día de Reyes. Su forma de ser no tiene el ADN del Real Madrid.

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