«Estoy verdaderamente contento con la sentencia. Por fin, gracias a Dios, se reconoce mi mayoritaria cuota de propiedad sobre el patrimonio Medina Sidonia, lo que contribuye a asegurar mi vinculación efectiva con la memoria material de una familia que cuenta con más de siete siglos de historia». Con estas palabras expresaba esta semana Leoncio-Alonso González de Gregorio y Álvarez de Toledo, XXII duque de Medina Sidonia, a este periódico su satisfacción tras conocer la sentencia de 95 folios de la Audiencia de Cádiz, que confirmó su victoria judicial y la de sus hermanos, Pilar y Gabriel, frente a Liliane Dahlmann (la viuda de su madre, Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la «duquesa roja») y la Fundación Casa Medina Sidonia. El enfrentamiento En la sentencia, a la que tuvo acceso ABC, se establece el derecho de los hermanos González de Gregorio a percibir una participación indivisible sobre los bienes de la Casa Medina Sidonia, que la duquesa donó a la Fundación Casa Medina Sidonia, que creó en 1990 y que, desde su muerte, preside Liliane Dahlmann. Luisa Isabel Álvarez de Toledo y MauraPara entender este enfrentamiento entre los hijos de Luisa Isabel Álvarez de Toledo con Dahlmann y la Fundación, hay que retroceder hasta 2008, cuando Luisa Isabel murió, a los 71 años. Leoncio-Alonso observó, cuando recibió la herencia, que las deudas eran superiores a los activos. Por ello tuvo que aceptarla a beneficio de inventario. Se contabilizaba como activo un crédito a favor de los herederos de 800.000 euros a pagar en 65 años a los herederos por la Fundación, del que hace más de seis años que no se pagan cuotas. En marzo de 2012 iniciaron un procedimiento judicial con el que llegó la primera victoria de los hermanos, ya en 2015. «La sentencia de Primera Instancia, que dio el loable paso de reconocer como inoficiosas las donaciones efectuadas por mi madre, transformaba los mencionados derechos de propiedad en cuotas millonarias (30 millones de euros en total) a pagar por una institución como la Fundación, que carece de tal volumen de liquidez», explicó Leoncio-Alonso. Y añadió: «El aspecto más sobresaliente de la sentencia es que reconoce las cuotas de propiedad de los diversos herederos sobre el patrimonio Medina Sidonia». En el patrimonio de la Fundación se encuentran el Palacio de los Guzmanes, el archivo de Medina Sidonia, la biblioteca y los muebles y colecciones en ella incluida, así como seis millones de escritos (algunos de ellos datados en la Edad Media), valorados en la primera sentencia, hoy recurrida, en 28.290.000 euros. Pero en la sentencia actual, fruto del recurso presentado por Leoncio-Alonso, se han suprimido las cuotas en dinero por reconocimiento de los correspondientes porcentajes de propiedad según los derechos hereditarios de cada hijo, lo que permite que se incluyan bienes que no fueron valorados en su momento. En todo caso, los bienes son indivisibles al estar protegidos por su importancia histórica y cultural. De izda a dcha: Leoncio-Alonso, Pilar y Gabriel González de Gregorio«La Fundación tiene ahora la oportunidad, junto con las instituciones presentes en ella, de establecer el escenario -desde una posición de respeto a los derechos de los herederos-, que permita su mantenimiento en el futuro», decía Leoncio-Alonso. Aunque reconoció que la situación entre las partes ahora mismo es de tensión, cree que «si hay verdadera voluntad política», llegarán a una solución satisfactoria: «Desde luego, mucho mejor que la anterior, que abocaba a la disolución de la Fundación en muy corto plazo si la primera sentencia hubiera sido firme». Nuevos escenarios «Es difícil predecir el futuro, pero es posible que la Fundación y otros, que usan ‘‘pólvora de rey’’, recurran», comentó Leoncio-Alonso al plantearle un posible recurso de casación ante el Tribunal Supremo. ¿Y en qué situación queda ahora Liliane Dahlmann? «Su control sobre los bienes adscritos a la Fundación se verá naturalmente afectado por el hecho de que se me reconoce ya su propiedad mayoritaria», aseguró Leoncio-Alonso. Según la sentencia, manifiesta el duque de Medina Sidonia, también la señora Dahlmann ha perdido el control sobre el resto de los bienes que poseía la «duquesa roja». En concreto, las fincas y la casa de la urbanización Atlanterra, en Zahara de los Atunes (Cádiz), adquiridas mediante compras simuladas, según establece la Sala 2ª de la Audiencia de Cádiz, que «ahora debe reintegrar en el patrimonio hereditario». Liliane Dahlmann mantiene el usufructo del tercio de mejora, cuya nuda propiedad corresponde al mencionado duque, por haber sido nombrado en testamento como heredero universal. Leoncio-Alonso también ha informado a este periódico que Dahlmann se encuentra inmersa en otro procedimiento de diligencias previas -en el juzgado número 2 de Sanlúcar de Barrameda- «por presunto delito de apropiación indebida referente a unos dineros que mi madre heredó de su abuelo, el duque de Maura, sitos en Inglaterra y que se ha negado a devolver, pese a las continuas peticiones y avisos», que se le han ido haciendo. «Está más que imputada, ha pasado a la situación de procesada», concluye Leoncio-Alonso. «Liliane nunca se ha opuesto a que los herederos reclamen ese dinero» «Ese dinero ha estado a disposición de los herederos desde el primer momento», aclara José Gómez Villegas, abogado de Liliane Dahlmann, sobre el procedimiento de diligencias previas. «Cuando murió la ‘‘duquesa roja’’, Liliane informó de la existencia de ese dinero a los hijos y de que debían manifestar al banco su condición de herederos». Según cuenta el abogado, «este procedimiento lo formuló Leoncio-Alonso en su momento y se archivó. Luego se recurrió y desde entonces Liliane está imputada mientras la investigan», y espera que la causa «se archive con carácter definitivo». Gómez Villegas asegura que su representada «nunca se ha opuesto a que los herederos reclamen ese dinero, que ella jamás ha tocado en estos años y que sigue en la misma cuenta bancaria que cuando murió Luisa Isabel». Parece que la batalla judicial de los González de Gregorio contra la viuda de su madre -se casaron en artículo mortis en 2008-, seguramente tenga su tercer asalto en el Supremo. «Nosotros consideramos que la sala se ha equivocado con el fallo de esta segunda sentencia. Y para eso existen los recursos, así que muy probablemente recurriremos al Supremo», zanja Gómez Villegas.
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