domingo, 1 de julio de 2018

La nueva Mar Flores, sin casa y sin amor

Mientras Mar Flores (49 años) se encontraba en Sevilla, el pasado miércoles, promocionando su nueva colección de bolsos, J avier Merino -su exmarido y padre de cuatro de sus cinco hijos-, cedía su local madrileño Fortuny para la gala benéfica de la fundación África en la Piel, que lidera el dermatólogo Pedro Jaén y que contó con la presencia de Begoña Gómez en su primer acto público desde que su marido, Pedro Sánchez, llegara a La Moncloa. El empresario fue el cicerone de la supermodelo israelí Bar Refaeli, madrina del evento. «Mi relación con Mar es muy cordial. Tenemos unos hijos en común estupendos. Pero me gustaría hablar del proyecto -en referencia a la fiesta benéfica de esa noche- más que de mi vida privada. No lo he hecho nunca y no lo voy a hacer nunca», dijo Merino al ser preguntado por su ex. Fue a principios del verano de 2016 cuando se supo que la modelo y el empresario habían decidido poner fin a 18 años de un matrimonio en apariencia feliz. Cuando Flores y Merino se divorciaron, ella no tardó en conceder su primera exclusiva. Comentó en varias ocasiones que era él quien la había dejado, así como varios desencuentros con el padre de sus hijos. Merino por su parte, nunca ha querido pronunciarse sobre la ruptura, como tampoco de sus posteriores relaciones. «Cuando lo dejaron, él lo pasó muy mal. Los primeros meses se le veía vagando y con la mirada absolutamente perdida», cuenta a ABC una persona cercana al empresario. Y añade: «Él quiere mucho a Mar, por eso no ha querido hablar nunca de ella». Un noviazgo frustrado Merino y Flores establecieron entonces un régimen de custodia compartida. Los hijos se quedaban en la casa familiar de El Viso y Flores estaría con ellos tres semanas al mes, mientras que Merino una. Este acuerdo llevó a Merino y Flores a tener que instalarse en otras propiedades, mientras no estaban con los menores. Pero a los pocos meses de la ruptura, Mar se enamoró del empresario mexicano Elías Sacal, con quien empezó a buscar una residencia a su medida en Madrid. Una búsqueda que paralizaron cuando comenzaron las idas y venidas entre ellos. La ruptura definitiva llegó meses atrás y la modelo también tarifó por relatarlo a la revista «¡Hola!». Recientemente, durante un viaje a Marruecos, Mar Flores desveló a varias personas que le acompañaban que se desprendió de la vivienda que tenía en propiedad en Madrid al poco tiempo de romper con Merino. «Tenía una segunda casa y la vendí. La mayor enseñanza de esta experiencia de divorciarme, tras 18 años de relación, es el desapego. A lo único que tengo apego es a mis hijos», afirmó, tal y como recogió la revista «Corazón». «La semana que no tengo casa, normalmente me voy a un hotel o a casa de amigos», añadió. Buen caché Además de su firma de bolsos, Flores también saca beneficios económicos por asistir a eventos donde posa en el photocall, por editoriales de moda y contratos con firmas nacionales e internacionales. Su caché aproximado, según un experto en el sector, es ahora mismo «muy bueno: de 12.000 euros por asistir a un evento». Al parecer la decisión de no tener una vivienda en propiedad pasa por el hecho de que a Mar no le gusta la soledad cuando no la elige. «Decidí vender mi casa porque, cuando estaba sin mis hijos, me sentía sola», asegura. «El amor forma parte de la vida. No tengo en perspectiva tener pareja», confirmó Flores a «Diez Minutos». Scott Fitzgerald decía que no hay nada más placentero que despertarse en un lugar desconocido. Pero también los hoteles abrazan con soledad y no consiguen arropar en las tardes de domingo. Ahora Mar solo piensa en las vacaciones con sus hijos.

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