domingo, 1 de julio de 2018

La imposición de la Gerona imaginaria

En Cataluña reina la normalidad de la apropiación indebida del espacio público. Y la ciudad de Gerona es su capital. Desde que Artur Mas decidiera, en 2012, subir el fuego del fogón reivindicativo, el aspecto visual de lo que los defensores de Tabarnia (cosmopolitismo, bilingüismo, economía de servicios) denominan como Tractoria (ruralismo monolingüe) solo ha hecho que confirmar esta utopía. Dicen que Jordi Pujol, durante 23 años presidente de la Generalitat, estaba obsesionado con la percepción que los ciudadanos debían tener en su día a día y, por lo tanto, el sello de la Generalitat tenía que estar presente en el colectivo: «Que cuando alguien salga de su casa note que está en Cataluña». En Gerona, la Cataluña imaginada se representa en las calles y los espacios municipales públicos, sobre todo en el Barrio Viejo, que los pagan todos los ciudadanos pero solo los pueden utilizar una parte de ellos. Lo que significa que, en Gerona, la Cataluña imaginada por el independentismo ya es real. Porque para los independentistas, «Cataluña» es su Cataluña, solo la de una parte de los catalanes. Y en el proceso de desconexión con España, es decir, con la realidad, han conquistado el espacio de todos. Pero este control de las apariencias, en Gerona, no se remonta ni mucho menos a los tiempos de los romanos (Gerunda se fundó en el 77 antes de Cristo sobre un asentamiento íbero). Tras 32 años de gobiernos del PSC, primero con Joaquim Nadal (1979-2002) y luego con Anna Pagans (2002-2011), CiU se hizo con la vara de mando del Ayuntamiento. Carles Puigdemont se convirtió en el primer alcalde independentista de Gerona. Y lo fue gracias al desastroso resultado electoral de ERC: de cuatro a cero concejales. El tripartito (PSC, ERC e ICV) no pudo reeditarse. Entró la CUP (de cero a tres ediles). Todo cambió. Sin embargo, el Puigdemont alcalde mantuvo el sentido institucional durante su primer mandato y no fue hasta su reelección, en 2015, cuando radicalizó su gestión del simbolismo. Un segundo mandato que apenas le duró unos meses, pues Mas le eligió como presidente de la Generalitat en diciembre de ese año. Marta Madrenas (independiente de los partidos y fichada por Puigdemont) tomó el testigo y aceleró en el abuso del imaginario colectivo. Es la alcaldesa de Gerona desde 2016, diputada autonómica y uno de los puntales del PDECat. «Libertad presos políticos» En el Barrio Viejo o Centro de la ciudad (no llega al 9% de los 99.789 habitantes del total) no hay espacio para el aire sin banderas, carteles o símbolos independentistas. Aquí, no demostrar tu adhesión a la causa secesionista es la forma en la que el negocio o la vivienda aparecen señaladas. Este barrio de Gerona es el más turístico. Contrasta su aspecto con otras zonas de la ciudad, como el barrio de Vila-roja, por ejemplo, a las afueras y famoso ya por expresar sin complejos su españolidad. En broma, algunos de los vecinos dicen que si Cataluña se separa de España, Vila-roja lo hará de Cataluña. A veces, las iniciativas que empiezan en broma... En el Centro está el Ayuntamiento. La bandera de España está izada, pero recogida, después de que la Delegación del Gobierno recordara al entonces alcalde Puigdemont que está obligado a cumplir la ley (también la conocida como ley de banderas). Se llegó a los tribunales. Durante un tiempo, brilló por su ausencia la enseña. Se aprovechó una tradición instaurada por el alcalde socialista Nadal para quitarla del edificio consistorial: en los 11 de septiembre solo se exhibe la bandera de Cataluña. La semilla del PSC la exprimió CiU. Estatua a los defensores de Gerona frente a las tropas napoleónicas - INÉS BAUCELLS Desde hace unos meses, una gran pancarta con el lema «Libertad presos políticos» y dos lazos amarillos (el símbolo utilizado por los defensores de los políticos acusados de rebelión, desobediencia y malversación) dibujados corre en horizontal toda la fachada. El edificio de todos los gerundenses utilizado por una parte. El Barrio Viejo está plagado de lazos amarillos. La última moda, los lazos amarillos de plástico en los faroles, que se suman a los de gomaespuma o cartón que llevan meses en las farolas y demás mobiliario urbano (bancos, maceteros...) Al lado del Ayuntamiento, la librería Les Voltes, única en toda la región en la que en sus anaqueles solo se encuentran libros en catalán. Y desde hace unos años, centrados en la causa secesionista (a favor, claro). No en vano, Les Voltes –fundada durante el franquismo por Feliu Matamala i Teixidor, padre de Josep Maria Matamala, el amigo fiel de Puigdemont en su huida de España– es un intento de «think tank» (estilo local) en el que se venden experimentos de un «DNI catalán» y tiene un lema comercial claro y directo: «50 años luchando por la cultura catalana. Ahora, por la independencia». La librería Les Voltes, y los lazos amarillos de los faroles - INÉS BAUCELLS Cerca, el puente de San Agustín cruza el río Oñar. Une la calle Argentería con la plaza de la Independencia. A uno de sus lados, un gran mural con la firma de los Comités de Defensa de la República (CDR) y un lema de Henry David Thoreau, teórico de la desobediencia civil del siglo XIX estadounidense: «La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad. Los obedientes deben ser esclavos». El lema corta una imagen en blanco y negro de los CDR ante el Parlamento de Cataluña. La «estelada» de estandarte La plaza por antonomasia de Gerona es la que hace mención a la Guerra de la Independencia de primeros del XIX contra las tropas napoleónicas. Gerona fue uno de los feudos que luchó con más ahínco y sufrió un asedio brutal. Sin embargo, la plaza tampoco es ya cosa del respeto institucional e histórico. Varios lazos y bufandas decoran la estatua dedicada a los que lucharon por España frente a los franceses en 1808 y 1809. Ahora llevan por estandarte una «estelada». En la misma plaza, el espacio para los dazibaos municipales está coronado por dos pegatinas, con un lema: «Municipio de la República Catalana». La última apropiación del imaginario colectivo ha sido el cambio de nombre de la plaza de la Constitución por el de plaza del 1 de Octubre de 2017. Un homenaje a las personas que impidieron el cumplimiento de las resoluciones judiciales el día del referéndum ilegal del 1-O. De los árboles de la plaza –en la que ahí sigue observando la figura en bronce de la única niña que nació en Gerona el 6 de diciembre de 1978, María del Mar Cabeza Catalán– «florecen» como frutos mustios lazos amarillos. En Gerona sigue vigente, más que nunca, la máxima franquista: «Haga como yo, no se meta en política». Sobre todo si no es independentista. Se han perdido el sentido institucional y las formas con la democracia. El nacionalismo lo cubre todo: «Somos desde siempre». Control del territorio y desobediencia.

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