
La operación Tándem dio ayer un nuevo impulso con la detención del comisario principal Enrique García Castaño y de un inspector cuya identidad no había trascendido al cierre de esta edición. El arresto coincide con la difusión en dos diarios digitales de una cinta que el líder de la trama, José Manuel Villarejo, grabó en 2015 en Londres a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. En ella d a a conocer supuestas actividades ilegales de Don Juan Carlos y que éste la utilizaba como testaferro en operaciones financieras fuera de España. La publicación se ve como una estrategia de presión por parte del expolicía para salir de prisión. El arresto de García Castaño supone una vuelta de tuerca en la investigación, que ha avanzado de forma vertiginosa en las últimas semanas. Hasta ahora se le relacionaba con el cobro en regalos, concretamente dos coches de lujo, de los servicios que prestaba a Villarejo. Ahora la visión de los encargados del caso es distinta, hasta tal punto de que consideran al comisario principal ahora arrestado el auténtico socio del policía encarcelado: «La otra parte del tándem», en palabras de las fuentes consultadas. En los informes King intervenidos a Villarejo hay referencias a una persona a la que se nombra como «Big», un apelativo que algunos asocian con el apodo de García Castaño, que en la Policía es conocido como «el Gordo». Anoche continuaban los registros, entre ellos el de su vivienda. El propio García Castaño confirmó en mayo a ABC -entonces no se dio su identidad porque no había acusación formal contra él- que dos coches de su familia (uno de su hija y otro de la que entonces era su mujer) estuvieron a nombre de una empresa de Villarejo entre 2006 y 2015, cuando se hizo la transferencia y el cambio de titularidad. «Lo hice para ahorrarme el IVA, pero los pagué yo. Fue él quien me lo ofreció», explicaba. «El seguro está a nombre de ellas desde el principio y pagado desde mi cuenta», añadía tras asegurar que se ha ofrecido a los investigadores para colaborar. Enrique García Castaño, operado recientemente, es uno de los comisarios más conocidos de la Policía. Ha hecho prácticamente toda su carrera en Información y durante años mandó la UCAO de esa comisaría general, encargada de los seguimientos, escuchas, balizaciones... Allí tenía el control sobre los medios técnicos de su unidad y hay sospechas de que pudo ponerlos al servicio de Villarejo. Siempre se le ha considerado un hombre próximo a Villarejo -«fueron troncos (amigos) durante años», dicen sus compañeros-, pero esa relación se había enfriado. La investigación sitúa a Villarejo y García Castaño como máximos responsables de la organización, mientras que el tercer comisario implicado, Carlos Salamanca, sería uno de los comerciales. El papel del inspector detenido se desconoce, aunque podría ser la herramienta que utilizaban los jefes para sus manejos. Las cintas de Corinna En cuanto a la difusión de las cintas de Corinna, hecho que se atribuye a Villarejo, las fuentes destacan que «es su modo habitual de actuar; presiona para sacar ventaja». «En todo caso, demuestra que está desesperado y que jamás sospechó que pudiera seguir encarcelado después de todo este tiempo», coinciden los consultados. Las cintas ya eran conocidas por la investigación. En ellas, Corinna zu Sayn-Wittgenstein acusa a Don Juan Carlos de prácticas financieras irregulares en el exterior, de tener cuentas opacas en Suiza a nombre de uno de sus primos y de utilizarla como testaferro. Además, asegura que el CNI le robó documentación en dos ocasiones y que su director la amenazó de muerte, a ella y a sus hijos.
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