viernes, 4 de octubre de 2024

Albiol: «Me gustaría que mis hijos jugaran a las canicas o a las chapas, pero ellos me dicen. ¿Qué juegos son esos, papi?»

Solo tenemos un cumpleaños, pero no es el caso de Raúl Albiol (4 de septiembre de 1985, Villamarchante). En septiembre sumó 39, pero en agosto también cumplió 20. Hace dos décadas estuvo muy cerca de morir tras sufrir un grave accidente de tráfico camino de Getafe, donde iba a jugar cedido en la temporada 2004-2005: «No me tocaba irme ese día, pero tampoco había hecho nada para merecérmelo», dice con una sonrisa. El paso del tiempo lo cura todo. Y él, además, lo ha utilizado para desarrollar una carrera de ensueño. La misma que da sus últimos sorbos en el Villarreal, donde ejerce de capitán. Esta noche, toca visita al Bernabéu. -En Villamarchante seguro que no había en su infancia carteles en las plazas en las que pusiera que estaba prohibido jugar con la pelota. -Para nada. De hecho, algún problema he tenido con unos cuantos cristales rotos. Así que los vecinos iban a la administración de lotería de mis padres a decirles que tenían que pagar el arreglo, pero seguíamos jugando en la calle y en los parques sin problema. Ahora ha cambiado todo mucho. Son otros tiempos, y la tecnología manda. -Cómo mola ser niño… -Sin duda. Yo volvería a ser niño. Una etapa de inocencia en la que estabas todo el día con los amigos y el único problema es divertirte. Yo hacía rápido los deberes y para la calle a jugar al fútbol durante horas y horas. Nunca querías volver a casa. -¿Era travieso? -Sí que era un poco travieso. Tuve alguna época en la que hice alguna que otra broma que seguramente ahora no lo haría, pero éramos niños. Nada serio, cosas controladas. No vaya a pensar mal. -Tiene cuatro hijos. ¿No le da algo de pena la infancia de los niños de hoy comparada con la suya? -Sí. Me da pena porque me gustaría que estuvieran más tiempo en la calle y no tanto con la tecnología. Me gustaría que hicieran lo que yo hacía: jugar a la canicas, a las chapas, a los cromos… Ahora les enseñas a lo que tú jugabas y te dicen '¿pero a esto jugabas, papi?' No saben lo maravilloso que era jugar a las canicas o a las chapas. O ver Oliver y Benji y Dragon Ball. Eso sí que eran dibujos. Hoy no quieren ver nada. No tienen paciencia. Todo el día en el TikTok. Pero bueno, así es la vida. La época de nuestros abuelos fue distinta a la nuestra y la nuestra a la de nuestros hijos. -El fútbol también ha cambiado mucho en sus veinte años de carrera. Por ejemplo. Ahora un defensa tiene que jugar bien antes que defender. -Pues sí. El defensa de antes debía ser un central agresivo, duro y preocupado de defender. Ahora tiene que sacar el balón jugado, ser más elegante, tener un pie de centrocampista y hay veces hasta que se le olvida que es defensa, pero yo soy de los que piensa que el defensa tiene que defender. Si saca el balón jugado, mejor. Más valor, pero lo primero tiene que hacer es defender. Ahora mandas un balonazo a la grada y te pitan. Antiguamente te aplaudían y salías ovacionado cada vez que ibas a un cruce y la mandabas a la grada. Claro, así vienen los chavales. Cuando defienden tienen más dificultad porque les han enseñado otras facetas del juego antes que la de defender. -Antes de empezar la temporada escribió en sus redes sociales '21 temporadas y apenas he empezado a mostrar mi potencial'. ¿Gallina vieja da buen caldo? -Lo dije porque quizás hay gente que pueda dudar de mi rendimiento, a mis 39 años, pero yo no dudo. Detrás hay muchas horas de trabajo y de descanso para competir bien. Y eso es lo que estoy demostrando. -¿Cuando se levanta de la cama no le duele la mitad del cuerpo? -Antes tenía de compañero a Cazorla. Yo me levantaba mal, pero él se levantaba peor y eso me motivaba (risas). Y mira, ahí sigue Santi con 40 años siendo uno de los mejores futbolistas de Segunda. La realidad es que un futbolista siempre se levanta con algún dolor y casi siempre juega con alguna molestia. Es muy complicado estar perfecto siempre, así que no me preocupa levantarme 'tieso'. -¿Se cuida de otro modo ahora que cuando tenía 25 años? -Claro. He aprendido de errores, he ido conociendo mejor mi cuerpo y como hoy en día tenemos muchos más métodos para estar bien, llevo mi preparación y mi rutina al límite. Si no es así, es complicado competir en un fútbol tan físico como el de ahora. Por ejemplo, solo bebo agua. Ni bebidas con gas, ni tampoco alcohol. -¿Hay vértigo al primer día de exfutbolista? -Hay incertidumbre. Me enfrentaré a algo que no has vivido nunca, que es levantarte para no ir a entrenar. Es que ese es mi trabajo y con lo que me gano la vida. Intento pensarlo lo menos posible, pero claro que lo tengo en la cabeza. Sé que será complicado durante los primeros meses, pero voy a seguir en este mundo. Ya veremos cómo. -Tiene fama de mal perder. -A ver, no me gusta perder, pero a nada. Me pasa desde niño, tanto con mi hermano mayor como con mi padre. Yo era competitivo, pero por tema de edad ellos siempre me ganaban, y yo me picaba. Y en el fútbol, quizás antes me calentaba la cabeza mucho más tiempo. Ahora me dura 24 horas, me limpio, aprendo, y no me vuelvo loco y lo llevo al extremo. -Valencia, Getafe, Real Madrid, Nápoles y Villarreal. ¿Con qué camiseta se ve en los cromos? -He sido feliz en todos los equipos que he estado. De pequeño me gustaban el Valencia y el Madrid y pude jugar en los dos. Y el Valencia fue el que me dio la oportunidad desde los 12 años y con quién debuté en la élite. Difícil superar el amor que me dieron en el Nápoles. El Getafe me dio la oportunidad tras el accidente que sufrí. Y en el Villarreal estoy como en casa, como si llevara 20 años y hubiera jugado en su cantera. -Usted debe tener pocos enemigos. -Soy muy respetuoso con todo el mundo y así es difícil tener enemigos. Con todos he intentado ser un buen profesional, educado, responsable, humilde y a partir de ahí aprender de todo el mundo. Hay que ser buen tipo en la vida. -El 2 de agosto de 2004 iba de Valencia a Getafe para firmar su año de cesión e incorporarse al equipo azulón. A la altura de Tarancón, su coche se salió de la carretera y dio seis vueltas de campana. -El 2 de agosto es mi cumpleaños de verdad, el importante. No el 4 de septiembre. Afortunadamente salí vivo y estoy donde estoy veinte años después, pero fue muy duro. Sobre todo para la familia. Lo mío fueron segundos y ya no me enteré de nada. Tengo algunas imágenes del accidente, recuerdo algún grito, pero la mente se me va rápidamente a blanco. Los que sufrieron de verdad fueron mis padres y mi hermano. Yo solo tenía que esperar a que los médicos me salvaran la vida y abrir los ojos. -Traumatismo torácico-abdominal con contusión pulmonar bilateral. El pronóstico era grave. Dos operaciones en 48 horas, siete días en coma inducido… -Me abrieron en urgencias, vieron todo el daño, decidieron extirparme el bazo, dos quirófanos prácticamente seguidos, luego inducirme al coma una semana… y cuando me recuperé, el primer año lo pasé mal con algunas pesadillas del propio accidente. Por suerte aquí estoy 20 años después, y espero al menos estar otros veinte más. Bueno, cuarenta mejor que veinte (risas). -Usted pasó seis años en Nápoles. Sabe cómo se las gastan los ultras. ¿Qué le pareció que Koke, Giménez y Simeone fueran a hablar con los radicales del Frente en el derbi? -Los jugadores no tienen que ir a hablar con los violentos. Con esa gente, que realmente ni siquiera le gusta el fútbol, el diálogo no existe. Ellos usan otros métodos. Así que no vas a llegar a ningún acuerdo. Lo que se debe hacer es irse para vestuarios, que es lo que dicta el protocolo, y ya veremos si se reanuda el partido. Hay que tener mano dura con esta gente y que no entren a un campo, como ya ha sucedido en otros clubes. -¿Por qué se permite insultar a un futbolista en pleno 2024? -Hace 30 años esto era normal. Hemos avanzado, pero aún queda. Es lamentable porque en otros deportes no se puede insultar. Es imposible algo así en un partido de tenis, por ejemplo. Vale, en el baloncesto quizás puede que haya algún insulto, pero nunca como en el fútbol. Se ha visto siempre como algo normal y eso parecía una selva. No es lo de hace 30 años, pero el agujero era tan grande que aún no se ha tapado. Todavía quedan grupos violentos y cuanto antes se les echen, mucho mejor. No se puede ir a un campo a tirarle objetos a los jugadores o a los árbitros. Ni a insultarlos. En un derbi de Madrid, tan bonito, donde hay niños y familias, ver ese episodio fue triste y vergonzoso. - Son solo ocho jornadas, pero terceros en Liga. ¿Para qué está este Villarreal? -Está para competir por puestos en Europa. Hemos continuado la buena línea que iniciamos desde la mitad de la pasada temporada y, aunque el presidente nos insiste en que hay que estar en Primera, salvarse, yo creo que debemos luchar por Europa, ya sea Europa League o Champions. Hay que ser ambicioso y pensar que vamos a hacer una buena temporada. -¿Con 39 años se sigue aprendiendo? -Por supuesto. Yo aprendo cada día de Marcelino y de mis compañeros, también de los que tienen 20 años. En el fútbol nunca acabas de aprender. -Quique Setién le ha acusado a usted, y a Parejo, de decir barbaridades en el juicio que tiene contra el Villarreal por el tema de su finiquito. Que no entrenaban con él, que la pretemporada fue desastrosa… -No sé a qué se refiere, pero tengo la conciencia muy tranquila. No me preocupan sus palabras. Es delito mentir en un juicio, y yo no he cometido, ni cometeré, ningún delito en mi vida. Él dice que yo he dicho barbaridades, pero solo he dicho la verdad. Si voy como testigo a un juicio, da igual de la parte de la que vaya. El juez me pregunta y yo respondo la verdad. Es muy simple. -Hoy toca el Bernabéu. Suelen ser bonitos los partidos entre ambos. -Sí, es cierto. Y suele haber bastantes goles. Es un partido difícil, en un estadio complicado, contra el mejor equipo de Europa. El año pasado no estuvimos bien, así que hay que intentar corregir lo que pasó el año pasado e ir a ganar. -Usted ya sabe lo que es defender a Mbappé. -Sí, en dos partidos entre Nápoles y PSG de la fase de grupos de Champions. Con él hay que estar concentrado los 90 minutos. Mantener la concentración mientras acumulas el cansancio, eso es lo más complicado del fútbol. -Iniesta anunciará la próxima semana su retirada. Dígame lo que quiera de él, y de aquel gol que tuvo la suerte de vivir en primera persona. -Iniesta es patrimonio de la humanidad. Habría que hacerle un monumento, pero no por lo que ha sido futbolista, sino como persona. Siempre respetuoso, humilde y educado, con todo lo que ha ganado. Es un ejemplo para niños, para gente del deporte, para mayores. Una leyenda. En la final de Sudáfrica recuerdo que estaba en el banquillo lesionado, porque me había hecho daño en el tobillo en un entrenamiento previo a la final, y fui medio cojo a correr a la esquina para celebrar el gol. Llegué el último, me pasaron todos. Fueron segundos en los que se nos paró el mundo. Un momento único.

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