lunes, 29 de julio de 2019

Lo que dejará atrás la operación Chamartín: «Este es un barrio con carencias y graves problemas»

La entrada norte de la capital lleva años olvidada. La maraña de raíles que conforman las vías del tren se funde con los cuatro rascacielos que dan la bienvenida a la ciudad. Como si formase parte del paisaje y fuese patrimonio de Madrid, lleva años sin reformarse. Al otro lado de la estación de Chamartín se suceden los edificios, algunos descampados, zonas verdes poco cuidadas y el ruido del incesante tráfico. Pero la imagen que proyecta la capital pronto cambiará. Tras 26 años paralizado, el Ayuntamiento desbloqueó ayer por unanimidad Madrid Nuevo Norte, el proyecto urbanístico más importante de Europa en los próximos 20 años, que actuará en 2,6 millones de metros cuadrados. Los vecinos, aunque desconfiados por todas las veces que se ha paralizado, aplauden que, por fin, la operación Chamartín se ponga en marcha. Coinciden en que impulsará la zona, que atraerá inversores, comercio y más empleo a distritos que hasta ahora «parecía que no formaban parte de Madrid». «Este es un barrio con todas las carencias del mundo y con graves problemas. La movilidad es el principal», dice Lorenzo Álvarez, presidente de la Asociación de Vecinos de Las Tablas. La comunicación en transporte público con las demás zonas de Madrid es una de las grandes dificultades que sufren los residentes. «Es el único barrio de los nuevos del norte que no está comunicado con Fuencarral. La operación Chamartín nos dará la posibilidad de terminar con el aislamiento que hay con las zonas vecinas de Tres Olivos, Montecarmelo y Valverde», explica Álvarez. La operación Chamartín dará acceso a estos vecinos a la nueva estación de Cercanías que se levantará en Fuencarral Sur, accesible a pie por un nuevo puente que la unirá con Herrera Oria. Además, también podrán llegar caminando a las dos terminales de Metro que se levantarán en ese distrito: una al norte de Fuencarral y otra al sur. Es esta, precisamente, la zona que Álvarez asegura que está más degradada y a cuya situación pondrá fin la construcción de 749 viviendas. «Madrid Nuevo Norte es una oportunidad para Madrid, para el trabajo y para el progreso. Quien lo niegue, niega el avance de la ciudad», sentencia el presidente de la asociación vecinal. Campamento de chabolas A ellos se les prometió la mejora en equipamientos públicos, algo que no ha llegado con ninguno de los Gobierno municipales. «Tan solo se ha creado una escuela infantil, pero no tenemos un polideportivo ni espacios culturales, como escuelas de música, ni biblioteca», explica. Precisamente, el proyecto de creación de este último centro sí está aprobado, pero nunca se ha licitado. Al otro lado de la «playa» de las vías del tren, que separa en dos esta zona de la ciudad, continúan las demandas. Los descampados dan forma a este área de Madrid y son, por ende, la principal coyuntura de los residentes de Fuencarral. «Asomarte a la ventana y ver chabolas es algo que no apetece a nadie», dice Esther Rodríguez, presidenta de la Asociación de Vecinos de Santa Ana. Se refiere al poblado que se levanta entre las calles de Antonio Cabezón e Islas Malucas. Las chabolas, que en algunos casos no son más que paredes de hojalata, dan cobijo a unas 80 personas alrededor de las que se acumula la basura. «También hay ratas y cucarachas. Así no se puede vivir», cuenta Rodríguez. Por eso, demanda que eliminen la escombrera en la que se ha convertido el descampado que linda con Las Tablas. «No podemos andar por ahí. No está iluminado. Aquí para todo necesitas el coche. Desde Santa Ana no hay ningún autobús que lleve a la Renfe de Ramón y Cajal, tampoco a la de Fuencarral. Ese es otro punto débil». Es la carencia en servicios de infraestructuras la que marca el norte de Madrid. «La zona de la estación deja mucho que desear y da sensación de inseguridad», relata, por su parte, Ana Romero, presidenta de la asociación vecinal San Miguel. «Chamartín ahora está herido, cuando se elimine la brecha de las vías se dará servicio a más habitantes. Esta zona siempre ha tenido problemas que no se han solucionado esperando a la aprobación de este proyecto», explica. Esa brecha, cuando terminen las obras, ya no estará ahí. Madrid Nuevo Norte cubrirá el tráfico ferroviario y, por tanto, la limitación que suponen las vías del tren. Además, se creará un parque con una extensión de 13 hectáreas que conectará el barrio de Castilla con Tetuán y Fuencarral. Cerca de esta, ya en Begoña, el Hospital de La Paz contará con un nuevo vecino: otra estación de Metro y un gran intercambiador de transportes que promete solucionar los problemas de conexión. «Pelotazo» La euforia no engloba a todas las asociaciones. Ecologistas en Acción y la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (Fravm) criticaron ayer la aprobación del proyecto por considerarlo un «pelotazo» urbanístico. «Madrid Nuevo Norte es regalar al BBVA el 80% del suelo que es de titularidad pública para que se construyan viviendas de lujo», opinó, tras el Pleno de Cibeles, Enrique Villalobos, de la Fravm, en declaraciones recogidas por Servimedia: «Es una mala noticia. No es una operación para reequilibrar Madrid, sino para que hagan su negocio». Por su parte, representantes de Ecologistas aseguraron que el proyecto no dará respuesta a las «necesidades reales» y «perjudicará» las zonas verdes.

De España https://ift.tt/2K2YFXn

0 comentarios:

Publicar un comentario