El Atlético luce a sus estrellas

El Atlético saltó al campo sabedor de que era muy difícil pasarlo tan bien como en la fiesta del último derbi. Los rojiblancos se medían esta vez a un combinado de estrellas de la liga de fútbol norteamericana (MLS); y espectáculo, al menos, no faltó. Aunque Simeone apostó de inicio por un once a priori más suplente, entre los futbolistas rivales había nombres como el de Ibrahimovic, Rooney, Nani o Carlos Vela. Por si fuera poco, para el segundo tiempo se esperaba la participación de jugadores como Joao Félix, Lemar o Diego Costa, reyes de la goleada ante el Real Madrid. Alicientes más que suficientes para trasnochar en una calurosa noche de verano. El partido, promocionado como una cita de las grandes en Orlando los últimos días, se retrasó como consecuencia de una tormenta eléctrica. Tras una presentación al más puro estilo americano -mucho fuego y mucho ruido-, el balón echó a rodar. La primera ocasión llegó de los pies de Vitolo, que se internó hasta el área para terminar cediendo a un compañero que erró en el disparo. El canario fue de los más destacados de la primera mitad y su partido sirvió para confirmar su buen estado de forma. Si las lesiones le respetan, será uno de los activos más importantes para su entrenador. Junto a él, Correa fue otro de los que más inquietó la meta rival. El argentino, aparentemente en la rampa de salida, está cuajando una gran pretemporada. En defensa, Hermoso y Felipe opositaron para la titularidad. La solvencia de ambos fue la nota dominante en un Atlético que apenas sufrió antes del descanso. En el centro, Llorente y Herrera dieron muestras de lo que pueden aportar y se hicieron fuertes en la medular. Los canteranos, contagiados por la confianza del equipo, cumplieron con nota en un reto no poco exigente. El más destacado de las estrellas rivales fue Ibrahimovic, aunque solo jugó media hora. Su talento, en América o en Europa, sobrepasa, pese a tener ya 37 años, al de la mayoría de futbolistas. Fue Rooney, sin embargo, quien a la media hora estuvo más cerca del gol con un disparo potente desde su casa que rozó con su guante Adán. Antes del descanso el Atlético sumó varias ocasiones en los pies de Vitolo y Correa y en la cabeza de Felipe. Con el brasileño, los rojiblancos han recuperado un arma tan poderosa por arriba como lo fue su compatriota Miranda durante años. La buena actuación de los canteranos culminó al filo del descanso. Fue Riquelme quien devolvió una pared con una prodigiosa asistencia de tacón que dejó solo a Llorente, que superó sin problemas al portero rival para adelantar a los suyos. El descanso no trajo cambios en los rojiblancos; sí en el combinado de la MLS, donde Jonathan dos Santos y Schweinsteiger acapararon las miradas por su pasado en Europa. Adán tuvo una aparición notoria en el 54, cuando resolvió bien un mano a mano con Lodeiro. Poco después, Simeone dio entrada a Trippier, Lodi, Koke, Saúl, Joao Félix, Lemar y Diego Costa; ahora le tocaba al Atlético lucir a sus estrellas. Joao Félix, el mago Tuvo que pasar poco más de un minuto para que Joao Félix probara con un disparo al portero rival. Diego Costa fue el siguiente en intentarlo con una chilena que no cazó bien, pese al gran centro lateral de Trippier. El siguiente acercamiento fue obra de Lodi, cuya subida por banda se cerró con un tiro raso al portero. Dos faltas en apenas dos minutos sirvieron para inquietar a Oblak: la primera la paró y la segunda se marchó desviada muy cerca del poste. En el tramo final volvió a llegar el momento del nuevo siete rojiblanco. Un disparo potente suyo puso el 0-2 en el marcador, con ayuda del portero, eso sí. Cuando el tiempo agonizaba, de nuevo Joao Félix puso un balón perfecto a Diego Costa. Esta vez el hispano brasileño no falló y cerró el marcador. Tras la exhibición ante el Real Madrid, el Atlético volvió a convencer en América. Muchos dirán que solo se trata de la pretemporada. No les falta razón. Basta con ver a Simeone en la banda con un chándal para darse cuenta. Pero este Atlético ilusiona. El equipo ha recuperado algunos de sus mejores rasgos de antaño y ha pulido alguna de sus carencias. Son solo amistosos, sí, pero pueden ser la prueba de una plantilla cuyas piezas empiezan a encajarse, y lo hacen, por cierto, a la perfección.

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