domingo, 31 de marzo de 2019

Sánchez rompe con Rubalcaba

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha roto puentes con el pasado. Con los tiempos de Alfredo Pérez Rubalcaba y también con los de José Luis Rodríguez Zapatero. Desde que recuperó la secretaría general del PSOE, en junio de 2017, las acciones de Sánchez en el ámbito interno han supuesto una enmienda al pasado. Incluso a sí mismo y al pasado que él mismo representó en su primer mandato como secretario general (2014-2016). En la elaboración de su dirección en 2017 ya hubo un gran componente de ruptura con el pasado. Una tendencia que se ha evidenciado con la confección de las candidaturas electorales en las que se ha privado definitivamente a históricos dirigentes de espacio institucional. Solo la permanencia del PSOE en el Gobierno podría abrir la posibilidad de que algunos de ellos pudiesen encontrar algún espacio. Aunque en ningún caso serían puestos de primera fila. El ejemplo más claro es el de Óscar López, secretario de Organización de Alfredo Pérez Rubalcaba y que estuvo cerca de Sánchez antes de su defenestración, pero que fue apartado tras su victoria en las primarias. Después de alcanzar el Gobierno fue nombrado presidente de Paradores, un agradable retiro con grandes retos por delante, pero carente de recorrido político. Fuera de las listas Pero hasta pasadas las elecciones, pensar que ese destino puede esperar a muchos es un futurible. Aunque personalidades de Ferraz han trasladado estos días en privado que algo similar podría suceder con José Blanco, todopoderoso número dos entre 2000 y 2011, nada al respecto es seguro. Lo único que está claro es la ruptura que Sánchez ha realizado con las épocas de Zapatero y de Rubalcaba. El pasado fin de semana se confirmó que Blanco no cumplirá su objetivo de repetir como eurodiputado. También se constató algo que era ya una evidencia: Elena Valenciano tampoco repetirá en su puesto institucional. Con ello, los dos números dos de Zapatero y Rubalcaba quedan fuera de juego. Sánchez ha roto con las épocas de sus predecesores. Algo que es especialmente intenso en el caso de Rubalcaba, su antecesor en el cargo, con quien además la relación personal es fría. Con Zapatero, en cambio, se cuenta que tras el entusiasta apoyo de éste a Susana Díaz, ahora los puentes se han recompuesto, una vez el expresidente asumió el resultado de las primarias y respaldó a Sánchez. Si uno mira la composición de la Ejecutiva que formó Rubalcaba en 2012, apenas hay figuras que se mantengan en la carrera. Aunque hay excepciones. Siendo todavía lendakari, Rubalcaba hizo a Patxi López secretario de Relaciones Políticas. Hoy es secretario de Política Federal en la Ejecutiva de Sánchez y repetirá como diputado en el Congreso. Tras competir en las primarias con Díaz y Sánchez, él se integró, aunque el restaurado líder no extendió esa integración a personas de su equipo. «En la nevera» No obstante, pese a que el área que pilota tiene peso, en la práctica no ha tenido influencia en la dirección desde que Sánchez recuperó el poder en Ferraz, donde se defiende que tenía que pasar «una temporada en la nevera», pero a la vez se le respeta por esa condición de exlendakari. Todavía está muy reciente esa experiencia. Además fue presidente del Congreso en la legislatura fallida. «Es una institución en sí mismo»·, aseguran. Y se pone en valor que «no ha dado guerra» en clave interna, aceptando los resultados de las primarias. De aquella Ejecutiva, Inmaculada Rodríguez-Piñero, será la número seis de la candidatura al Parlamento Europeo. Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, ha sido la única persona de la dirección de Rubalcaba que ha llegado a un nivel de Gobierno con Sánchez. Algo que se debe a su experiencia en la materia. Su presencia en las direcciones socialsitas ocupando estos puestos es una constante. Rafael Simancas, que ocupaba una secretaría menor, resistirá como diputado tras haber servido bien a la actual dirección como secretario general del grupo parlamentario. En aquella dirección de 2012, además de Valenciano y Óscar López, había figuras como Jesús Caldera, Gaspar Zarrías o Trinidad Jiménez. Además de un Antonio Hernando que también se ha quedado fuera de todo después de que se ofreciese a seguir sirviendo como portavoz con la gestora tras la destitución de Sánchez en 2016. Pocos supervivientes De las Ejecutivas de Zapatero de 2004 y 2008 apenas hay supervivientes. Los ojos vuelven a girarse sobre Rodríguez Piñero y Hugo Morán. La hoy presidenta de Baleares, Francina Armengol, fue vocal en ambas direcciones. La candidata a la alcaldía de Zaragoza, Pilar Alegría, lo fue en la de 2008. Con la época de José Luis Rodríguez Zapatero, no obstante, hay que hacer una excepción. Una vez que Pedro Sánchez tuvo enfrente a todos los históricos del PSOE, el hoy presidente buscó nuevos referentes. Fue cuando retornaron a la primera línea tras años desaparecidos José Félix Tezanos o Manuel Escudero. Pero especialmente tres ministras con José Luis Rodríguez Zapatero: Cristina Narbona, hoy presidenta del PSOE, Carmen Calvo, hoy vicepresidenta del Gobierno y Beatriz Corredor, que será diputada tras el 28 de abril.

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