domingo, 28 de marzo de 2021

Camino de Santa Fe

El Camino de Santa Fe es una historia de Michael Curtiz sobre la ruta entre Misuri y Nuevo México, con el bello Errol Flynn, la dulce Olivia de Haviland (así la llamaba, y a tiros, si hacía falta, el Indio Fernández) y el apuesto Ronald Reagan. Eran mil millas y pasaban un montón de cosas: es decir, como la temporada de ‘la Coviz’, si quitamos el montón de cosas, porque aquí, al menos en fútbol, no pasa nada, o lo que sea que pase lo tapa el muermo. Cómo será el muermo para que el periodismo deportivo amenice el parón liguero con chau-chaus de portería, propios de las vacaciones del verano. El parón líguero obedece a la necesidad de dar hilo al fútbol de selecciones, que ahora mismo es el único nacionalismo permitido por la autoridad competente. Macron, el de los triángulos masónicos, no quiere naciones (¡y eso que las inventaron los franceses!), pero si Francia gana un copón, o un copín, se marca un bailín, o un bailón, a lo Tony Manero subido a un cajón de gaseosas. En España no tenemos selección nacional; tenemos combinado autonómico, y sobre el combinado autonómico Luis Enrique, a las órdenes de Rubiales y Molina (los tres habrían suspendido en el casting de Michael Curtiz), está montando un Frente de Juventudes alrededor de la promesa más larga del fútbol autonómico, Ansu Fati, que a mí, sólo por ser de Guinea-Bisáu (cosas de la vida), ya me cae bien. Pero Ansu Fati se lastimó un menisco y parece haber caído en un calvario médico, pues la ciencia no acaba de encarrilarle ese menisco. De hecho, va camino de perderse toda la temporada. Coincide esta situación con las confesiones de Van Basten sobre su tobillo, que lo trajo mártir (él culpa a los médicos) durante toda su carrera. ¿Adónde hubiera llegado Van Basten en plenitud física? Van Basten fue un cojo regio (’Cuius regio, eius religió!’), como Maradona y Schuster, talados en la flor de su oficio por Goicoechea. Y sería una pena muy grande que un lucero como Ansu Fati se perdiera como la varilla de un volador, después de haberse hecho un hueco en la gerontocracia del fútbol, donde, según Ramos, los 34 años de hoy son los 28 de ayer. Ansu Fati es un portento en eso que ahora se llama un atacante de espacios, que estamos en un plan que para entender a los locutores de fútbol hay que estar doctorado en la teoría espacial de Carl Schmitt. El atacante de espacios está mejor pagado que el que no lo es. Rapinoe, la activista del fútbol americano, cree que Messi gana más que ella porque Messi es hombre, y ella, mujer. Pero todos sabemos que Messi gana más que Rapinoe porque, atacando espacios, Messi genera más ingresos que Rapinoe atacando hombres, y tampoco es cosa de contar aquí lo que en los 80 ganaba un amigo mío que dejó el periodismo por la pasarela al lado de lo que cobraba Claudia Schiffer, que también estaba empezando. ¿Está Rapinoe negociando las renovaciones del Madrid? De dar crédito a las noticias, lo parece, y el piperío vive en un tris, sin saber si Lucas Vázquez se queda en Valdebebas o se marcha al Bayern de Munich, o si Ramos, que quiere jugar gratis en el Real y no le dejan, firmará otro trienio en el Ventisquero de la Condesa o se va al PSG a perseguir a Neymar por la Torre Eiffel como si fuera Fay Wray. «Me han faltado al respeto y me han despedido porque soy mujer. A pesar de todas las victorias, todavía me pagan menos que a los hombres, que hacen el mismo trabajo que yo», ha dicho Rapinoe en la Casa Blanca de Sleepy Joe. En cualquier caso, y entre nosotros, yo creo que Rapinoe, cuando habla de brecha salarial, no pone el punto de comparación en Messi, sino en Hazard, el Prosinecki de Zidane, cuya edad preocupa, pero sólo a quienes no se han enterado de que los 34 años modernos son los 28 años antiguos, si bien entramos en otra pelea de sexos. ¿Por qué, se ha dicho, hay la leyenda de varios Faustos y ninguna de una Fausta mujer? «¿Cómo siendo el hombre un resignado con la vejez y la mujer una disparatada rebelde contra las arrugas, no ha aparecido la vieja rejuvenecida por el diablo? ¿Cómo siendo una compradora de todo a plazos no compra la juventud luciferina a crédito de su alma?» ¿Zidanes o Pavones? ¿Hombres o mujeres? ¿Viejos o jóvenes? Por un lado, el viejo Ibrahimovic vuelve con 39 años a la selección sueca (¡rival en la Eurocopa de la España de Ramos!). Y por el otro lado, el joven Vinicius es el jugador económicamente más valorado del Madrid de Zidane, unos noventa millones, el diez por ciento de la plantilla.

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